Docente: Esteban Serrani
La dimensión social del uso de la energía es una materia que ha sido escasamente explorada tanto por las Ciencias Sociales como por la Economía Política en nuestro país. Sin embargo, a nivel mundial, la relación entre energía y pobreza es un tema que empieza a tomar cierta relevancia en el campo de las políticas públicas.
El reconocimiento del papel que desempeñan los servicios públicos energéticos para mejorar la calidad de vida y reducir la pobreza en la población, parte del hecho de que la energía está relacionada con prácticamente todas las actividades de la vida cotidiana de las personas.
A grandes rasgos, el acceso a la energía sostenible mejora la calidad de vida puesto que posibilita la mejora en los ingresos de un pequeño negocio por el uso de electricidad, la mejora del servicio sanitario al usarse frigoríficos para almacenar medicamentos, reduce el trabajo de recolecta de leña y el tiempo empleado en transportarla, permite sistemas más eficientes de energía para cocinar y generar calor, proporciona iluminación para que los niños y niñas puedan estudiar cuando anochece, etc.
En este sentido, varios son los pronunciamientos a nivel internacional que comienzan a mostrar la necesidad de avanzar en el estudio de los vínculos entre ambas temáticas.
Por un lado, entre las principales conclusiones del Plan de Implementación de la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sustentable de Johannesburgo 2002, Modi et al. (2005; 1-8) destaca la iniciativa de tomar acciones conjuntas para proporcionar servicios de energía seguros, limpios y accesibles como una condición necesaria para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio(ODM) de reducción de la pobreza mundial.
Por otro lado, Ban Ki-moon, Secretario General de Naciones Unidas, anunció en 2010 la meta de Acceso Universal a la Energía en la Cumbre de Alto Nivel de los ODM. Cabe mencionar al respecto que, a comienzos del siglo XXI aún había 2.600 millones de personas que utilizan leña o carbón vegetal como combustible para cocinar y 1.300 millones que no cuentan con energía eléctrica en sus viviendas. Paradójicamente, se espera que, para 2030, otros 1.400 millones de personas estén en la misma situación, cuando los países desarrollados consumen entre el 50% y el 90% de los recursos de la tierra y generan dos terceras partes de las emisiones de dióxido de carbono. Este escenario destaca la relevancia de la dimensión social del uso de energía y, sobre todo, la preeminencia de la meta de acceso universal a la energía establecida por Naciones Unidas.
Finalmente, según estimaciones del Banco Mundial, el aumento de la demanda energética mundial durante los próximos 25 años provendrá de los países en desarrollo. Si éstos siguieran el actual modelo energético y de desarrollo de los países altamente industrializados (principales causantes de la actual insostenibilidad energética y ambiental), esto podría provocar un peligroso avance hacia un cambio climático irreversible. La energía tiene una fuerte influencia sobre el cambio climático, por lo que un modelo energético inadecuado puede acentuar las consecuencias de la pobreza en los países de la periferia. Situación que encierra una paradoja, ya que no avanzar hacia una democratización en el acceso a los bienes energéticos también podría reproducir las condiciones estructurales de la pobreza en los países emergentes.
En Argentina, a partir de la búsqueda a través de las políticas públicas de recuperar el autoabastecimiento energético impulsado desde 2012 en adelante, surgen una serie de interrogantes propios. En primer lugar, ¿existe evidencia de que haya existido un tratamiento que articule las políticas energéticas como un foco de reducción de la pobreza? En segundo lugar, ¿recuperar el autoabastecimiento significa en sí mismo una estrategia para la reducción de las desigualdades sociales? Y finalmente, ¿es posible en el contexto actual de caída de los precios internacionales, que trajo aparejada una caída de la actividad interna, plantear políticas de universalización del acceso a los servicios energéticos sin sobre-explotar los recursos no renovables, que representa cerca del 90% de la matriz energética nacional?
Objetivo
Brindar a los alumnos tanto herramientas conceptuales y metodológicas como un enfoque histórico que sirva para problematizar la relación escasamente explorada entre políticas energéticas y estrategias para la reducción de la pobreza.
En este sentido, se espera que los componentes de los módulos sirvan para identificar problemas estructurales de los servicios energéticos en la provincia de Chaco y, también, para trabajar sobre las problemáticas que se van a desprender de las nuevas modalidades e infraestructuras energéticas que están sucediendo en la provincia, como ser el desarrollo del GNEA (Gasoducto del NEA).
Clases y Modalidad de Cursado
El dictado del seminario será de 8 horas, dividido en cuatro módulos temáticos de dos horas cada uno.
La modalidad de cursada es presencial y supone la lectura con anterioridad de los materiales recomendados para tomar el curso.
Asimismo, la clase se organizara alrededor de una presentación de 80 minutos por parte del profesor a cargo, desplegando en los últimos 40 minutos focos específicos de reflexión y discusión teórica-práctica.
La última sesión busca identificar problemas estructurales de la situación energética de la Provincia de Chaco a los fines de iniciar futuros trabajos de investigación.
Módulos Temáticos
Módulo 1: Energía y reducción de la pobreza.
Este módulo pretende iniciar la discusión sobre los nexos entre políticas energéticas y estrategias de reducción de la pobreza a partir de revisar un conjunto de documentos, métodos e iniciativas nacionales e internacionales que tratan las temáticas.
Se busca describir tanto las conexiones como los vacíos entre los dos universos temáticos a los fines de avanzar en una problematización y caracterización de cómo las políticas energéticas pueden contribuir a una estrategia de reducción de la pobreza.
Este marco conceptual general servirá para indagar tanto la historia energética argentina como las recientes medidas en el campo de los servicios públicos.
Módulo 2: Autoabastecimiento energético, ¿para qué?
El módulo pretende revisar las diferentes estrategias que a lo largo de la historia nacional se llevaron adelante para obtener el autoabastecimiento energético como motor para desactivar las importaciones del sector, que a lo largo de la historia se habían constituido en un factor central, aunque no el único, que proyectó el estrangulamiento de la balanza comercial, la restricción externa y los ciclos conocidos en la literatura especializada como de “stop and go”.
La revisión de la historia servirá de marco general para reflexionar sobre la conexión entre políticas energéticas, patrón de acumulación y políticas de distribución del ingreso.
Módulo 3: Servicios públicos energéticos.
El módulo presentará una sucinta historia de las transformaciones del sistema gasífero y de energía eléctrica en el país a partir de la implementación de las reformas estructurales a comienzos de los ´90. Se presentaran los principales impactos que las reformas tuvieron en ambos sectores y se desplegaran los últimos cambios en la estructura tarifaria.
Módulo 4: Desafíos de las políticas públicas energéticas del Chaco
El último módulo que cierra el seminario supone trabajar en el conjunto de temáticas desarrolladas en los anteriores, a partir de articular las discusiones sobre los nexos entre energía y pobreza, con la historia energética nacional y la estructura de los servicios públicos, para discutir e identificar obstáculos al desarrollo económico en la provincia del Chaco.
Los mismos servirán para iniciar líneas de trabajo e investigación de las temáticas relevantes y problemas específicos de la región, que ameritan discusiones y herramientas conceptuales propias.
Cronograma
Día | Hora | |
Módulos I y II | Viernes 27 de Mayo | De 15:00hs a 20:00hs |
Módulos III y IV | Viernes 01 de Julio | De 15:00hs a 20:00hs |